Al escuchar las noticias, leer los periódicos y conectarse a las redes sociales una no deja de sorprenderse del aumento que se ha producido de las violaciones en grupo contra las mujeres. Parece mentira que con el correr de lo tiempos existan hombres tan básicos y primarios capaces de cometer auténticas aberraciones contra las mujeres. No dejo de preguntarme el por qué de estas agresiones violentas de carácter sexual, y las respuestas que vienen a mi mente relacionan a algunos hombres despiadados con claros signos de de psicopatía que apuntan a un objetivo común, que es el mantener a la mujer a raya, por debajo de sus acomplejadas personalidades que pretenden sofocar ejerciendo la mayor de las brutalidades, que es someter a la mujer obteniendo una transferencia de apoderamiento febril y narciso que alimente su devastado y resentido ego.

Cuando se produce una violación o una violación en manada hay que aplicar todo el peso de la ley, sin negociaciones, mediaciones ni conformidades, no veo mejor manera de resarcir a las víctimas que la aplicación de las penas máximas que determina el CP. Una violación en manada es un abuso sexual pero lleva el plus de la penetración y el de haber sido realizada en manada. Parece existir un efecto llamada al abuso sexual en grupo, utilizando drogas para anular o manipular la voluntad de la mujer que va a ser presa de esta panda de delincuentes con mayúsculas

Dentro de mis funciones como abogada sería la de representar a los clientes con la propia idiosincrasia de sus problemas, pero nunca, jamás defenderé a un violador, seguro que hay compañeros que lo harán y están en su derecho. No puedo dejar de poner en el lugar de esa mujer indefensa, que en muchos casos es nuevamente victimizada cuando solicita ayuda de las autoridades, en ella debemos de volcarnos sin cuestionamientos sobre la veracidad de los hechos que relata. No es posible relatar una violación con todo lujo de detalles que constituya un falso delito, inventado por nadie. De ahí que cuando oigo que las mujeres salen beneficiadas con la aplicación de la ley no dejo de preguntarme como existen hombres que viven en la era cuaternaria, fruto de su propio desconocimiento o tal vez de su propia negación por miedo a perder su lugar en el mundo. Afortunadamente la lucha por la igualdad de las mujeres hace décadas que incorporó a muchos hombres comprometidos con nuestra causa. Y la lucha no debe de parar, porque ahí están acechando las restricciones en los derechos por la igualdad, la no discriminación y por la intimidad de las mujeres defendidos por dinosaurios todavía sin extinguir que pretender disfrazarse de corderos pero con piel de lobos. Que la lucha contra la violencia contra las mujeres integre a todas las mujeres y a todos los hombres de bien.